sábado, 5 de abril de 2008

Edad y corazón

La fibrilación auricular aumenta con la edad

Café de Redacción con Juan Tamargo, catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid

Madrid, 5 septiembre 2006 (Contenidos/azprensa.com)

Dentro de los Cafés de Redacción que Contenidos de Salud y azprensa vienen celebrando a lo largo del año, ofrecemos a continuación el mantenido con el profesor Juan Tamargo, catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid.

La fibrilación auricular aumenta con la edad

La fibrilación auricular es una enfermedad que hoy día afecta a cerca de un ocho por ciento de individuos mayores de 80 años. Se trata de una patología cuya prevalencia aumenta con la edad y se prevé, que en las próximas décadas su incidencia se incremente notablemente. Al respecto, Juan Tamargo, catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid aconseja prevención y cumplimiento terapéutico.

Pulso irregular, vértigos, desmayos, fatiga o dificultad al respirar, son algunos de los síntomas que sufre un paciente con fibrilación auricular, la arritmia más frecuente en la práctica clínica. A esta patología le caracteriza una prevalencia que, tal y como asegura Juan Tamargo, catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid, “aumenta con la edad”. Así lo indican las cifras, según las cuales, un ocho por ciento de los españoles mayores de 80 años padece esta afección, frente al uno por ciento de pacientes menores de 60 años. En el primer caso, y según este experto, “dicha cifra puede llegar a alcanzar un 15 por ciento”.

Asimismo, las previsiones indican que en las próximas décadas podría producirse un aumento significativo de la incidencia de la fibrilación auricular. Algo que, en opinión de este especialista, se deberá, principalmente, “al envejecimiento progresivo de la población”. En este sentido, Tamargo también apunta que otras de las causas que podrían contribuir a este incremento es el aumento en la prevalencia de la hipertensión arterial —enfermedad que en España afecta a más de siete millones de personas— y de la insuficiencia cardiaca.

En este mismo contexto, Tamargo considera especialmente importante tener en cuenta, a la hora de tratar esta patología, la edad del paciente y posibles morbilidades así como identificar los factores de riesgo modificables. Y es que, “identificar un factor precipitante es tan importante que la ausencia del mismo suprime la aparición de fibrilación auricular”. Por tanto, “ver qué patología asociada tiene, qué hábitos nocivos y la supresión de ellos, mejora la incidencia de la fibrilación auricular”, apunta Tamargo.

“Prevenir siempre”

Así, tal y como explica Tamargo, con el control de ciertas dolencias —insuficiencia cardiaca (IC), hipertensión o cardiopatía isquémica—, “se conseguiría reducir de una manera muy importante la aparición de fibrilación auricular”. Y es que para el experto no cabe duda de que “los pacientes con IC que están siendo tratados con betabloqueantes, con inhibidores de la enzima de conversión (IECA), o con antagonistas de los receptores AT1 de la angiotensina II (ARAII), tienen una menor incidencia de fibrilación auricular”. Estas opciones terapéuticas, y tal y como se ha demostrado en los últimos años, “mejoran la situación del corazón”.

En este sentido, Tamargo asegura que la fibrilación auricular, a su vez, es “el principal factor productor de ictus en pacientes de más de 75 años”. Asimismo, “puede aumentar la incidencia de tromboembolismos en pacientes que tienen una valvulopatía cardiaca”. Por ello, este experto considera fundamental prevenir la trombosis “siempre” en los pacientes con fibrilación auricular. Para ello, recomienda administrar anticoagulantes orales. No hacerlo, a su juicio, “quintuplica el riesgo de ictus y duplica la mortalidad”.

Por otra parte, Tamargo también pone de manifiesto la importante relación entre IC y fibrilación auricular. En concreto, el experto hace hincapié en que “la IC es un gran predictor de fibrilación auricular”. Así, especifica que en un paciente con IC sintomática, el riesgo de padecer una fibrilación auricular es seis veces mayor que en un individuo que no padezca esta afección.

El segundo mensaje que lanza Tamargo es que, según va avanzando la enfermedad, tanto mayor es el riego de padecer una fibrilación auricular. Es decir, en individuos asintomáticos, la incidencia de fibrilación auricular es de un tres o cuatro por ciento, mientras que un 50 por ciento de los que padecen una forma severa de la enfermedad (tipo 4) pueden presentar fibrilación auricular.

Por otro lado, Tamargo afirma que “la propia fibrilación auricular, dado que el ventrículo late a frecuencias muy altas, puede precipitar una IC aguda o una descompensación de la IC crónica”.

Papel de los ARAII en insuficiencia cardiaca

“Ningún ARA II ha demostrado una reducción de tromboembolismos per se”. Estas son palabras de Juan Tamargo, catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid, quien, sin embargo, puntualiza que, en lo que a IC a se refiere, “cardesartán es el único ARAII que ha demostrado ser superior a un IECA para reducir la morbimortalidad de los pacientes con IC sistólica” así como la morbilidad en pacientes IC diastólica”. Además, en estos casos, candesartán disminuye la incidencia de diabetes de reciente comienzo. Por otro lado, el fármaco es capaz de inhibir la agregación plaquetaria y aumentar la fibrinolisis. En consecuencia, el experto concluye que cabría esperar una menor incidencia de tromboembolismos aunque puntualiza que esto “aún no ha sido confirmado mediante estudios”.

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