miércoles, 11 de junio de 2008

Importancia de los archivos

LA VANGUARDIA 15-JUN-95
*Una juez deja en libertad a dos violadores muy peligrosos por ausencia de "alarma social".
sucesos.
*La policía, que investigaba el caso desde hacía sesis años, asegura que las víctimas fueron brutalmente agredidas: les robaron, las raptaron y las vejaron.
DOMINGO MARCHENA.
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BARCELONA. Juan Pedro L.F., de 23 años y Manuel A.A., de 26 fueron detenidos el pasado mes de abril acusados de tres violaciones "estremadamente violentas", según dijo la policía que tardó seis años en resolver el caso. Los agresores, a quienes sus victimas reconocieron a la primera, cometieron los delitos en 1989 y no volvieron a delinquir hasta hace muy poco. Jamás hubieran caído, de no ser por un fragmento de huella dactilar y por la perseverancia de los investigadores. Pero, apenas un mes después, los detenidos han quedado en libertad bajo fianza porque, en opinión de la juez, "no causaron alarma social".

(...)

Las violaciones de 1989 pasaron in advertidas, a pesar de su brutalidad, por varios motivos. Primero, porque la policía nunca informa de asuntos con detenciones pendientes. Además, inicialmente, no había certezas de que la tercera de aquellas agresiones estuviera relacionada con las dos anteriores.

Las tres víctimas repasaron infinidad de fotos sin reconocer en los rostros de aquellos delincuentes fichados a los hombres que las vejaron. Las tres fueron abordadas, en la avenida Diagonal, cuando se disponían a entrar o salir de su coche. Dos hombre jóvenes las amenazaron con navajas y les conminaron a que les llevaran lejos de allí. "Nos persigue la policía", les dijeron.

Las mujeres fueron obligadas a dirigirse a descampados de Sant Cugat del Vallés o Martorell, donde abusaron de ellas durante horas. Luego, las abandonaron, no sin antes robarles el choche y todo lo que tuvieran de valor. Los tres turismos aparecieron posteriormente en las inmediaciones de Sant Vicenç dels Horts, Baix Llobregat, pero ahí se acabaron todas las pistas.

Todas, menos una. En uno de los coches, la policía, que investigó el caso junto a la Guardia Civil, halló un fragmento de la huella dactilar de uno de los violadores. Aunque en apariencia, las pesquisas no avanzaban, los expertos en delitos sexuales de la policía de Barcelona cotejaban con cierta periodicidad esa huella con las de los nuevos detenidos, con la esperanza de que tarde o temprano volvieran a las andadas. Su paciencia tuvo recompensa: la Guardia Civil detuvo recientemente a Juan Pedro L.F. por un hurto e incorporó sus huellas a los archivos.

Uno de los ordenadores de Interior, dotado del denominado sistema automático de indentificación dactilar, reveló en uno de los controles rutinarios de la policía que las huellas de este detenido, hasta entonces sin antecedentes, coincidían con las que se encontraron en aquel automóvil. Días después, su presunto complice fué detenido. Se trataba de manuel A.A., vecino como su presunto complice, de ?donde? De Sant Vicenç dels Horts.

EN RECUADRO:
Las leyes, según una crítica tópia de tan frecuente, piensan más en los delincuentes que en sus víctimas. El auto de Elena Paramio, titular del juzgado número 2 de Sant Feliu de Llobregat, que ha dejado en libertad bajo fianza de un millon y medio de pesetas a dos presuntos violadores, es un buen ejemplo.

La resolución, técnicamente intachable, dice que entre los "indicios incriminatorios" que pesan contra los acusados, como las ruedas de reconocimiento y los informes dactiloscópicos, y la presunción de inocencia hasta que haya sentencia firme, cabe inclinarse por lo segundo. Además, agrega la juez, estos delitos "no son de los que se cometen con frecuencia en este partido judicial [Baix Llobregat]", no hay sospechas de que los procesados intenten huir y "no se ha producido alarma".

Todo esto está muy bien, pero ¿quién se acuerda de nuestros derechos?, deben preguntarse las víctimas, francamente alarmadas.

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